Ayer, caminando por un parque urbano, me atrajo un sonido leve, cantarín, con un gran poder tranquilizador, transmisor de sosiego. Es el rumor de una fuente... la magia del agua...
A falta del gran rugido de las olas marinas, el sonido de las fuentes ciudadanas me devuelven al sosiego, al origen de la calma, invitándome a empezar de nuevo.
A mí el sonido de una fuente no es que me relaje... Me quedo dormida... Me encanta!
ResponderEliminarBesotes!!!
A falta de mar, el sonido de una fuente es una buena alternativa...
EliminarYa queda menos para vernos junto al Atlántico...
Saluditos.